Estamos cansados. Los días de confinamiento, la tensión acumulada, la tristeza, los nervios, la ansiedad, la impaciencia y la incertidumbre van pesando sobre nosotros. Pero esto va a pasar, y es algo que debemos tener en la cabeza cada mañana para mantener la esperanza y las expectativas: ESTO SE VA A ACABAR. Todo esto pasará. Sin embargo, es algo de lo que hablarán los libros, y tú y yo estamos escribiendo esta parte de la historia.

Hace pocos días escuchaba que “más que a las causas, debemos mirar a los efectos. No sólo los negativos, cuyo triste parte escuchamos cada día, sino también los positivos que sólo una observación más atenta nos ayuda a captar.” Este es el momento de pararnos a pensar qué queremos construir a partir de esto.

Llevo días leyendo, viendo y escuchando mensajes sobre el efecto que tendrá esta pandemia mundial sobre nosotros o cómo será la vida cuando todo esto pase. Desde los primeros días del encierro ya era algo que me preocupaba: ¿nos volveremos desconfiados y egoístas o nos hará más solidarios, empáticos y conscientes de la grandeza y la transcendencia del mundo?

He leído artículos de psicólogos y psiquiatras, estudios de grandes consultoras, entrevistas a gente confinada, textos del Papa Francisco, entre otros. La respuesta no la obtendremos hasta dentro de meses o incluso años, pero me he dado cuenta de que en cierto modo, cada uno tenemos la oportunidad de elegir cómo queremos que esto afecte a nuestra vida. Y la suma de todas nuestras elecciones determinará cuál es el efecto final.

De la misma manera en la que todos pensamos qué será lo primero que haremos cuando salgamos a la calle, deberíamos pensar en cómo queremos que afecte a nuestra vida: qué queremos aprender de esto o en qué queremos mejorar.

La sociedad es un conjunto de personas, pueblos o naciones, por eso, la formamos CADA uno de nosotros y cada una de nuestras decisiones. Está en nuestra mano decidir cuál es nuestro siguiente paso. De la misma manera en la que todos pensamos qué será lo primero que haremos cuando salgamos a la calle, deberíamos pensar en cómo queremos que afecte a nuestra vida: qué queremos aprender de esto o en qué queremos mejorar.

La última de las libertades humanas, dice Viktor Frankl, es la elección de la actitud personal ante un conjunto de circunstancias para decidir su propio camino. Y esta libertad es la que hace que la vida tenga sentido y propósito. Lo de fuera es pasajero, es accesorio. Pero cada uno somos responsables de la historia personal que queremos escribir con las circunstancias dadas, con qué gafas queremos mirar la realidad.

Una situación externa difícil es lo que da al hombre la oportunidad de crecer más allá de sí mismo. Por eso, esta es una ocasión para sacar lo mejor de cada uno, con respecto a los demás y al mundo, porque la vida no se acaba aquí, si no que este es un capítulo más en una larga historia que nos queda por delante. Y con sacar lo mejor de uno mismo no me refiero a hacer, hacer y hacer como solemos pensar. Si no pararse a reflexionar, pensar en nuestras prioridades para mirar a la vida con ojos nuevos, dando a cada cosa la importancia que tiene.

Es fundamental en una situación así mirar al futuro con esperanza. No podemos vivir sin tener un plan en el horizonte. Este plan o propósito, va cambiando con el paso del tiempo. Cambia de una persona a otra y de un momento a otro. Podemos pensar en alcanzar un rango profesional, formar una familia o ganar una carrera o temas más trascendentales o espirituales como llegar al Cielo, conocer de manera más profunda una religión o simplemente luchar cada día por ser mejor persona y conseguir la paz interior.

Trascender significa “estar o ir más allá de algo”. Esto pasará, pero no podemos dejarlo pasar ni olvidar lo que hemos aprendido. Nuestras decisiones tienen un impacto en la salud, en la sociedad, en el medio ambiente y en el planeta. Pero, sobre todo, en las personas que nos rodean. No sabemos cómo ni cuándo acabará esto, pero ¿y si nos imaginamos una sociedad más solidaria, más comprometida y más consciente?

Mucha gente dejará crecer el cinismo, la agresividad, la desconfianza y los ataques, pero otros se sumarán al equipo del crecimiento, el aprendizaje y desarrollo como sociedad y como individuo. Tú decides en qué quieres convertir este momento de tu vida.

Que este Covid-19 lo recordemos como un momento en el que conseguimos parar para levantarnos de una forma nueva.

Construyamos sobre esto para que cada uno desde su casa, desde su calle, desde su barrio, transformemos la sociedad en un sitio mejor y que este Covid-19 lo recordemos como un antes y un después en un momento en el que conseguimos parar para levantarnos de una forma nueva.

No me gustaría que esta experiencia quedase sólo como un mal recuerdo en tu memoria, por eso te invito a aterrizar las ideas que han suscitado en ti este artículo para poder participar en primera persona de esta transformación que va a suceder en las próximas semanas, meses y años, siendo un punto de inflexión en la forma de vivir para nosotros y para las generaciones futuras.

En la segunda parte del artículo ahondaré en las cuestiones más importantes sobre las que se puede reflexionar y crecer durante esta situación.

TO BE CONTINUED…