Sólo han pasado tres días de aislamiento y ya me ha dado tiempo a pasar por muchas etapas diferentes: negación – enfado – tristeza – aceptación – superación. Y el ciclo vuelve a empezar prácticamente todos los días.

A nadie le gusta vivir una situación de incertidumbre. Es incómodo y nos hace sentir miedo e inseguridad. Ver nuestra vida y rutina tambaleándose no tiene ninguna gracia. Hay una explicación fisiológica: nuestro cerebro necesita encontrar respuestas y cerrar temas confusos o ambiguos, y no para hasta encontrarlos. Por eso cuando no las encuentra terminamos saturados y llega la ansiedad.

Pero, espera… al final del día, vamos superando cada día, ¿no es así? Esto es una batalla de cada día. Cada mañana nos enfrentamos a distintos retos: primero lavarse las manos continuamente, después el teletrabajo, la restricción de salir, los cierres de las terrazas, los cierres de las tiendas… y lo que venga. Seguro que ya has tenido que renunciar a planes, reuniones, proyectos, trabajo, eventos familiares, viajes, etc.

Después de unos días diciendo que todo esto era una mamarrachería, darme cuenta de la gravedad del asunto, tener que renunciar a la boda de una de mis mejores amigas, pasar mi pequeña crisis emocional hasta aceptar la nueva situación y el aislamiento y terminar por leer muchas opiniones y artículos, he reflexionado sobre algunos temas que no podemos dejar pasar por alto.

Esta emergencia es como un máster, una escuela de vida para otros problemas que puedan surgir en el futuro. Así que planteémonos como un reto. ¿Y si todo esto tuviera algo bueno? ¿Y si hubiera algo que aprender?

Estas son las ideas que más han rondado mi cabeza en los últimos días:

  • Abrazar la incertidumbre, aprender a vivir con ella. La vida te va a presentar muchas situaciones que estén fuera de tu control y esto nos ayuda a vivir al día, estar en el momento presente y valorar lo que está ahí pase lo que pase.
  • Nos obliga a frenar el ritmo frenético que llevamos. Nos demuestra que el éxito no es dormir poco y trabajar mucho como muchas veces pensamos inconscientemente. Nos obliga a parar para estar en lo importante.
  • Ayuda a potenciar nuestra resiliencia y superación. La resiliencia no sólo nos ayuda a superar las situaciones difíciles, sino a utilizar estas situaciones para crecer y desarrollar al máximo nuestro potencial.
  • Refuerza nuestro cariño y nuestra conexión con los demás. Enfrentarse al problema, compartir nuestros sentimientos y mostrarse vulnerable, nos acerca a los demás y hace nuestras relaciones más auténticas.
  • Es una lección de humildad: nos hace conscientes de nuestra pequeñez, somos hormiguitas en un mundo muy grande. Nada, absolutamente nada, está en nuestra mano. Pensamos que controlamos nuestra vida y podemos hacer y deshacer a capricho: nuestro trabajo, vacaciones, viajes, dónde queremos vivir, cómo y cuándo queremos hacer las cosas… Y esto es un toque de atención para caer en la cuenta de que nuestra vida no nos pertenece.
  • Nos ayuda a pensar en lo importante y a priorizar. Situación complicada, sí, pero tienes a quien más quieres cerca y todos los recursos que necesarios para poder comunicarte con ellos, ¿verdad?
  • Valorar nuestra situación privilegiada. Cosas que nos parecen tan normales como los hospitales, internet, nuestra casa, las tecnologías, la situación económica… nos dan un millón de facilidades y en nuestra vida cotidiana ni siquiera nos paramos a pensar en lo afortunados que somos.
  • Relativiza muchas preocupaciones que no son importantes. Seguramente llevabas días o semanas dándole vueltas a un tema de trabajo o a una discusión con algún amigo, y de repente se ha esfumado.
  • Aporta flexibilidad. Nos hace salir de nuestra zona de confort y es ahí donde crecemos y aprendemos a superarnos. Nos hace conscientes de que somos mucho más fuertes y capaces de lo que pensamos. Muchas veces somos nosotros mismos los que nos ponemos los límites y estas situaciones nos ayudan a ver hasta dónde podemos llegar.

Una situación difícil y compleja como esta tiene dos vías de afrontarse: o lo aceptas y sacas lo mejor de ti o te hundes y se te hace un infierno. Está en tu mano decidir cómo quieres vivir las próximas semanas.

¿Y cómo saco lo mejor de mí?

1. Sé optimista y ¡vive al día! No sabemos cuánto va a durar esto, pero ¿a que hoy puedes?

2. Ríete mucho: recuerda momentos bonitos y divertidos con alguien o mirando fotos. Libera endorfinas y es el mejor relajante en momentos estresantes.

3. Cuídate: cuida tu alimentación y haz ejercicio. Dale a tu cuerpo los nutrientes que necesita para estar tranquilo y aprovecha para incorporar hábitos y probar nuevas recetas.

4. Sé la energía que quieres atraer: cuida a los que tienes cerca y di cosas bonitas, si haces un esfuerzo por agradar a los demás se crea una energía distinta en casa y nuestra vida estos días va a ser mucho más fácil.

5. Ten un horario: ordena tu rutina para que tu cerebro sepa lo que va a hacer cada día y no se te pase el día mirando el móvil. Esto desordena, te hará sentir mal y pagarlo con el resto.

6. Limpia y ordena: es algo que no solemos tener tiempo y muchas veces muy necesario. Estos días que tenemos la cabeza distraída, hacer actividades automáticas te ayudarán a ordenar por dentro y por fuera.

7. Aprende algo: hay muchos tutoriales en Youtube, cursos online o incluso libros que tienes pendientes desde hace tiempo. Tu cerebro necesita estimulación, no lo amodorres con sólo series y redes sociales.

8. Habla con gente que recargue tus pilas: ¡una buena conversación tiene poderes curativos!

9. Agradece 3 cosas buenas cada noche: Esto va ligado al punto 1. Ayudará a tu cerebro a fijarse en las cosas positivas de cada día y serás un poquito más feliz cada día.

Gracias a todos por vuestra solidaridad y cooperación: desde los sanitarios y el personal médico hasta las empresas que están llevando a cabo iniciativas para hacernos la vida un poquito más agradable estos días, y por supuesto… a todos los ciudadanos de Madrid y de otras ciudades que están recogidos en casa cumpliendo su deber de responsabilidad ciudadana.

¡A POR ELLO!